DESTINO MISTERIOSO: ISLA DE PASCUA

La isla misteriosa de los Rapanui

Un domingo de Pascua de 1722 el almirante holandés Jakob Roggeveen consiguió la hazaña de ser supuestamente el primer humano de origen europeo, que pisó esta tierra-isla volcánica remota en medio del océano Pacífico.

Isla de Pascua constituye desde entonces para el resto del mundo -que nunca mejor expresado, era ancho y ajeno a esta realidad-, un deslumbrante misterio.

Pasaron casi 300 años y diversas teorías se continúan ensayando, para explicar los enigmas de esta civilización maravillosa, que floreció aislada del resto del mundo y consiguió cosas que desafían las matemáticas, las leyes de la ciencia occidental, de la física, e incluso, vastas creencias hegemónicas.

Los habitantes de Pascuas, consiguieron alzar con herramientas líticas y trasladar sin ayuda de ruedas ni animales de tiro, sus colosales “Moái”, estatuas de piedra con forma humana.

La arqueología continúa intentando responder algunas preguntas: ¿cómo lo hicieron?, ¿qué representan? Los historiadores tampoco se ponen de acuerdo a la hora de datar la llegada de sus primeros pobladores, polinesios aventureros que quizás provenientes de “Las Marquesas”, atravesaron  miles de kilómetros de océano en canoa, para construir finalmente en la tierra elegida sus magníficos megalíticos. Estos colosales monumentos, sin duda son aún hoy los más impactantes e inquietantes del planeta.

El misterio jamás abandona a la isla misteriosa de los rapanui.

 

DATOS PARA LOS VISITANTES:

La isla pertenece a Chile, aunque culturalmente está vinculada a Polinesia, y alberga unos 5.000 pascuenses, en su mayoría vinculados al sector del turismo.

Tiene apenas unos 165 kms² (unas dos veces la isla de Formentera) y se ubica a unos 3.500 kms al oeste de la costa de Chile y a 2.000 kms de las Pitcairn, el territorio habitado más cercano. 4.000 kms hacia el este se encuentra Tahiti.

Su silueta, que recuerda la de un cruasán, está delimitada por tres volcanes extinguidos en cada uno de sus ángulos.

El punto más alto de la isla es el monte Terevaka, que se eleva 511 metros sobre el nivel del mar.

La isla tiene sólo dos playas, Anakena y Ovahe, ambas en la costa norte y con arena de tipo volcánico y coralino.

Más del 40% de la isla pertenece a un parque nacional protegido y fue declarada en 1995 Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO.

Hanga Roa es la capital de la isla de Pascua y su único núcleo urbano, donde reside el 90% de la población.

 

• CLIMA.

Subtropical oceánico, templado cálido con lluvias todo el año y presencia casi constante del viento. Las temperaturas se mantienen entre los 18ºC y 23ºC. Julio y agosto son los meses más fríos, febrero el más cálido y mayo el más lluvioso.

• CUÁNDO IR.

Aunque el clima es agradable durante todo el año, en los meses de enero a marzo (verano austral) se registra la mayor afluencia de viajeros, sobre todo gracias a la celebración del Festival de Tapati en el mes de febrero, que durante dos semanas presenta un amplio repertorio de manifestaciones culturales ancestrales en escenarios de toda la isla.

• CÓMO LLEGAR.

El aeropuerto internacional de Mataveri recibe 12 vuelos semanales con origen en Chile (Santiago), Perú (Lima) y Tahiti (Papeete). La duración del vuelo desde Santiago es de 5 horas y media. La compañía LAN opera estos vuelos.

• DIFERENCIA HORARIA.

Isla de Pascua se encuentra en el huso horario -4 GMT, dos horas menos que Santiago de Chile.

• MONEDA.

La oficial es el Peso  Chileno. En algunos lugares se puede pagar en dólares y euros. No en todos los sitios se aceptan todas las tarjetas de crédito. Las más habituales son Visa, Dinners y Mastercard. Hanga Roa cuenta con dos oficinas bancarias dotadas de cajeros automáticos.

• QUÉ ESPERAR DE ISLA DE PASCUA.

Básicamente, Isla de Pascua es un museo al aire libre, pues toda ella está declarada Monumento Histórico, y las principales visitas se centran en el patrimonio histórico-artístico de los rapanui: los ahu, o plataformas sagradas para ceremonias religiosas, los celebérrimos moái, petroglifos, basamentos de antiguas viviendas y otros restos arqueológicos.

Estos colosos de piedra, de belleza siempre inquietante, suponen un hito en la historia humana de las construcciones megalíticas. Y la experiencia de su contemplación bastará al viajero sagaz para justificar tan largo viaje.

Más allá de este paisaje cultural, el viajero encontrará un espacio natural indómito de ondulantes colinas tapizadas de verdes praderas pero sin apenas árboles, volcanes extinguidos y abruptos acantilados batidos por el fuerte viento. Un escenario natural muy a tono con el aire de misterio de la isla, que a veces decepciona a viajeros poco informados, pero que  constituye para el viajero sagaz parte de su esencia mágica y telúrica.

FUENTE: turistaloserastu.es

 

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