En la presentación que tuvo lugar el 20 de setiembre en San José, Tabaré Rivero presentó un show donde se unen sus dos pasiones: el teatro y la música. “Se trata de un elenco de Teatro llamado `Los cretinos solemnes´, que actúan con `La Tabaré´. Este grupo de Teatro está bastante vinculado `El Galpón` y lo dirige Federico Guerra. Es una especie de opereta, no llega a serlo mismo, pero podemos decir que es un concierto con mucha intervención teatral. No es sólo un concierto. Los músicos somos 7, hay 5 actores, más la pantalla”, nos decía el propio músico mientras compartíamos una Coca light en el Club San José días atrás. Llegamos a esta charla gracias al amigo Rómulo Acosta de “El Péndulo TV y Radio”, que nos acercó a este mago de la música uruguaya e hizo posible que ustedes disfruten ahora de sus palabras. El show-concierto-obra teatral “de contenido irreverente y distorsionado”, se llama: ´El confort de los esclavos´. A todos los que no hayan podido disfrutar de este excelente espectáculo, le recomendamos lo busquen por el país y acudan. Su alma se los va a agradecer… Trata sobre las libertades en la sociedad moderna. Es una invitación que aceptamos con placer, “a desencadenarlo todo…”
Entrevista: Tabaré Rivero, por Mariana Rabinovich. Octubre 2019.
¿Cómo ha sido tu niñez Tabaré? ¿Qué historias, personas y sentimientos te acompañaron al crecer para transformarte en el hombre creativo que sos hoy?
Siempre viví en entre Barrio Sur y Palermo, y un poco Parque Rodó. Mi casa estaba ubicada en 18 de Julio. Mi padre era actor de radio teatro, escritor y director. Mario Rivero se llamaba. Él vivía de eso, de escribir los radio teatros y representarlos en las radios en todo el interior, por consiguiente yo me iba con él, desde que nací y con mi madre, en una bañadera haciendo lo que se llamaba Teatro Criollo, gauchesco, por todo el interior hasta Bella Unión. Armábamos un Teatro en cualquier tambo, en cualquier lugar. Fue una experiencia maravillosa que me acercó al Teatro y a las peñas y payadas y cantores de boliche de todo el interior En casa en tanto tenía una tía que escuchaba Elvis Presley, los Beatles. Y de toda la música era lo que más me emocionaba.
Así que el arte lo mamaste, lo heredaste…
Sí, lo heredé, un día cuando yo tenía 17 años, estaba medio reacio a estudiar y papá me dijo medio prepotente: _ “¿Qué vas a hacer, trabajar o estudiar?”- Le respondí: _”Trabajo”. Pensaba yo que me conseguiría un trabajo en una carpintería o panadería. Pero no. Me llevó a la compañía!. Y yo odiaba actuar porque era extremadamente muy pero muy tímido. Pero me puso un poncho y unas botas y me subió a un escenario a ser “Martín Aquino”. Hacía un bolo, pero de a poquito fui marchando, y cuando cumplí los 21 me metieron en un Teatro y enseguida en la EMAD (Escuela Mpal. De Arte Dramático Margartia Xirgú) y luego hice la Escuela del Teatro Circular también. Así que ya estaba metido en el Teatro, pero era en dictadura.
Y en dictadura entre tantas otras cosas no se podía hacer música…
Rock menos! Yo quería hacer rock. Había público de canto popular, pero rock estaba prohibido directamente. El canto popular, aunque la letra era muy comprometida era muy metafórica. En el caso del rock con sólo enchufar una guitarra eléctrica ya te estaban tocando la puerta y te decían: _”¿Qué está haciendo usted?”.
¿Tus referentes musicales son?
Los Beatles sin lugar a dudas en primer lugar, como al 20% de los músicos del Uruguay. Cuando yo tenía unos 6 años mi tía me llevó a ver la película “Help”, tuve la suerte!
Mi familia me abrió la cabeza muchísimo. A partir de ahí no paré de escuchar discos en mi vida, mi pasión más que jugar de niño, era escuchar discos. Aquellos long play que añorabas, que abrías las tapas y podías leer lo que ibas a escuchar, y tocar las tapas, y mirar fotos, sentir el olor del cartón de la tapa. No es como ahora que el objeto musical no existe.
¿Cuándo diste el paso de empezar a componer? ¿Existe para Tabaré Rivero una ´mi primer canción´?
A componer, a cantar… de chico. Yo siempre quise cantar y un día le pedí a mi tío que quería aprender y él me pagó un curso de guitarra. Nunca fui muy bueno como guitarrista, tendría 12 años y a los 14 o 15 fue la primera canción que se llama “paseando en coche”. Nunca la edité! Capás que algún día. Es una canción casi infantil. Del año 78 es la canción el romancero, que luego `La Vela Puerca` la ha cantado y también Spuntone y Mendaro. Mucho antes la compuse de tener ´La Tabaré´. Y es la canción que más popular se ha hecho gracias a ellos dos y `La Vela`, porque la han paseado por todos los escenarios!
¿Cómo ha cambiado el gusto, la idiosincrasia musical uruguaya de aquel entonces –mediados del 70-, hasta ahora? El camino del rock que vos conociste e iniciaste, ¿cómo ha evolucionado?
Es bien distinto. Mis referentes también fue el rock de los 70 uruguayos: “Días de Blues”, “Siglo”, “Totem”, “Opus Alfa”. Todas esas bandas de los años 70, que después la dictadura exterminó esa movida. Cuando yo empecé con la Banda en el año 85`era un boom. Una cosa nueva en Uruguay, se decía. Fue un boom que duró en realidad un año. Después ya no. Desde que empezamos con la banda hasta ahora el rock ha tenido altibajos enormes. Pasa por momentos de Festivales multitudinarios de hasta 100.000 personas, a que al otro año no hubiera una radio que nos pasar. Ni a nosotros ni a nadie. Fue muy difícil. Darnos la cabeza contra la pared muchas veces.
¿Lo que has querido decir con el rock permanece igual o ha mutado junto con los años y tu vida? ¿La gente quiere seguir escuchando los mismos mensajes?
A mí no me ha cambiado. Yo desde que empecé hasta ahora mantengo una línea de buscar la poesía y hablar de temas sociopolíticos. No político partidiarios, eso nunca. Se trata de lo que le pasa al uruguayo con respecto al montevideano, porque me consta que la realidad del interior es muy distinta y cuanto más al interior más profunda es esa diferencia. Así que yo hablo desde Montevideo y por suerte hay gente que escucha la banda en todos los departamentos. Pero es muy diferente la gente. La gente no quiere escuchar lo mismo. Ahora la gente está muy acostumbrada a lo que sería el rock pachanguero. Que diga poco , que no tenga mucho contenido. Ni compromiso, ni poesía. Quieren algo simplote y bailable, fácil de corear. Eso le sucede a todos los géneros, no sólo al rock. El público de rock en general hoy busca eso. Pero yo como tengo una cultura rockera de Bob Dylan, Leonard Cohen, busco la poesía, aunque no me salga, la busco.
¿Cómo llevás el asunto de ser ejemplo, referencia, desde tu rebeldía, para tantas generaciones de músicos? ¿Y la admiración del público?
Yo no me lo creo mucho, aunque como me lo dicen reiteradas veces estoy empezando a creerlo. ..
Si uno dice “Tabaré Rivero” en Uruguay, se sabe que estamos hablando de alguien importante…
(Ríe mucho, como durante toda la entrevista) Sí. Bueno. (Más risas) Yo estoy asombrado y por otro lado me asombra mucho. Yo soy muy constante. En esto de la Banda y en esto de la música que es lo que más amo en mi vida, pero no soy prolijo en ninguno de los aspectos de mi vida, pero por suerte la constancia y el respeto que le tengo a lo que hago, me llevan todo el día. Pensar y repensar: _ “Esto no lo puedo grabar, esto no lo puedo decir. Esto sí. Esto no porque en el disco anterior ya dije estas cosas, y pienso mucho, muchísimo.
¿Pensar las letras es muy importante para vos? ¿Quizás más que la música? Si es que se pueden medir de alguna manera, los componentes básicos de tu sinergia creativa…
Las letras mías son largas, al público mío a veces le cuesta cantarlas porque no tienen estribillo. Y me preocupo mucho de la rima o de hacer un texto que no tenga rima pero que no vuelva a repetir juegos de palabras que ya utilicé en otros textos, en otras canciones. Incluso me importa un poquitito más la letra que la música, de las canciones que compongo.
El humor siempre está presente en tus letras y actuaciones. ¿Es muy exprofeso o se te escapa nomás?
El humor está siempre presente porque soy también muy criticón. Me hice la famita del rebelde. Pero no me gusta criticar panfletariamente. No me gusta decir ni tirar bronca porque sí. Utilizo la burla, la ironía, y me burlo de mi mismo y soy irónico contra mí y un sistema que a todos nos cuesta bastantes dolores de cabeza.
¿Sos melodramático? ¿Sos trágico en tu vida personal, o más bien comediante?
Sí, sí! Soy melodramático. Soy depresivo. Eso soy. Depresivo y estoy medicado. Tomo alcohol, pero es la única droga que consumo y soy un bebedor social. Cuando bebo, bebo. Pero la gente que me conoce no me conoce triste. Nunca se me va a ver así, ni sentado en el bar con una copa en la mano con cara de melancólico, ni nada de eso. Tengo mis momentos de bajón porque desde que nací soy así. Pero eso es muy personal y en mi casa, en soledad. Tengo una familia divina. Mujer y dos hijos. Hace 30 años que vivo con la misma mujer y está todo bárbaro. Pero por naturaleza soy así, de deprimirme, pero a esta altura ¿qué le voy a hacer? Creo que me sirvió para componer canciones y para disfrutar los momentos en que estoy con gente.
Hablanos del disco actual: `Blus de los esclavos de ahora´ y de la presentación teatral: ´El confort de los esclavos´.
Siento que somos todos esclavos. Esclavos de la búsqueda de la felicidad, esclavos del trabajo para conseguir cosas que no nos sirven, o para venderlas y hacer más dinero para volver a comprar más cosas. O sea, somos esclavos, o de las drogas, o del sexo, o de la internet y el celular. Somos esclavos y no sabemos vivir el presente y la vida. Se trata de eso. Tiene que ver con la esclavitud, con cómo estamos conformes eligiendo entre ir al cine o ver Netflix. Entre comprar un auto marca tal o tal otra. O simplemente somos esclavos de tratar de conseguir el dinero para comer. Esa es la esclavitud más lamentable pero existe. Que la esclavitud fue abolida es una falsedad. Vivimos en una democracia burguesa que nos esclaviza y de eso se trata, sin decir esto que me salió ahora panfletario, de democracia burguesa. Decimos pero con humor, mucho humor… creo…
´El confort de los esclavos´ no tiene un desarrollo, principio y fin. Todo es crítica y humor. Como la vida misma…