Por Carla Pereira, Nutricionista Naturista.
Agosto – Setiembre 2019.
Actualmente estamos viviendo un auge en lo que respecta a la alimentación y la nutrición. La mayor parte de las personas terminan confundidas: leen sobre nutrición en artículos, posteos de internet, redes sociales, etc.
Todo el mundo habla sobre nutrición (es como la política y el fútbol), sobre qué alimento es bueno para bajar el colesterol, para bajar de peso o para tener más energía. Creo que es muy importante que seamos nosotros, profesionales de la salud, los que guiemos, ayudemos y asesoramos a las personas sobre alimentación y nutrición. Lo mismo sucede con las famosas “dietas”, hay miles y una sobreinformación: la de la manzana, la circadiana, la del repollo, la de polvos mágicos, la de la pastillita… Lo innegable es que muchas personas con exceso de peso, tienen una historia de muchas de estas “dietas” a lo largo de su vida. Esta es la mejor evidencia de que la única “dieta” que sirve es aquella que pueda ser mantenida en el tiempo.
El concepto “dieta” se refiere a un conjunto de alimentos que una persona necesita ingerir todos los días para mantenerse bien nutrida y prevenir enfermedades, no se debe referir a una dieta de hambre o de restricción, en donde se dejan de consumir ciertos alimentos y se disminuye el contenido total de calorías, por debajo de lo que nuestro organismo necesita.
Quiero darte 5 razones para que sepas por qué las dietas estrictas no funcionan:
-Empiezan y terminan, dejándonos más tarde o más temprano otra vez donde empezamos.
-Es mucho más eficiente modificar los hábitos alimentarios y adoptar un estilo de vida activo que puedas sostener en el tiempo.
-En las dietas restrictivas, no damos lugar para el placer, todo es una limitación y frustración.
-Se consumen muy pocas calorías, no nutrimos nuestro cuerpo ni aprendemos a comer.
-La restricción calórica genera mal humor, cansancio y ansiedad. Por lo general, cuando la persona toma consciencia de que no quiere limitarse más, se frustra y abandona o lo que es peor, busca contención en la comida hasta llegar al “atracón” (consume todos los alimentos juntos, de los que se había estado privando). Luego del atracón viene la culpa y el aumento de peso.
Cuando queremos bajar de peso, es importante fijar metas posibles y realistas para no frustrarnos y entender que los cambios son progresivos. Para bajar de peso y sostener el nuevo peso logrado a largo plazo, necesitamos modificar hábitos que suelen estar muy arraigados. Sentirse protagonista es el primer paso, hacernos cargo de nuestras decisiones y elecciones.
¿Cuántas veces, a la hora de comer, eres realmente consciente de lo que comes? Es decir: ¿Cuántas veces sabes cómo influye lo que comes en tu cuerpo físico y emocional? Podemos elegir alimentos que son más beneficiosos que otros según la situación que estemos viviendo y sacarle el máximo provecho. Podemos transformarnos en verdaderos alquimistas de la comida.