Las Cartas que no llegaron.
Escribe: Prof. Mirtana López.
Ya hizo un año de aquel 7 de abril de 2018 en el que el mundo entero vio cómo encarcelaban a Luis Inacio Lula Da Silva. Para muchos, entre los que me cuento, fue una injusticia sin igual. Pero, intentando no dudar de la justicia del país vecino, pusimos nuestra esperanza en las sucesivas revisiones que al proceso judicial esperaban. Todo fue diferente y peor: la síntesis de la corrupción fue quizá la designación del artífice de aquella prisión, el Juez Moro, como: ¡Ministro de Justicia! Quizá Lula cometió muchos errores, quizá algunos fueron delitos. Sin duda transó con sectores muy turbios de una sociedad complejísima. Pero… Cárcel para el ex Presidente, seguro candidato, se parece más a una venganza o a un artilugio de prevención para evitar que la enorme cantidad de seguidores lo devolviera a la Presidencia. Era el quiebre del P.T. y la apertura del camino Bolsonaro.
Hoy, ya hace un año que lo mantienen encarcelado. En tanto, en Uruguay, Gavazzo está en su casa con prisión domiciliaria; en su propio país, M. Temer estuvo 48 horas detenido a pesar de los infinitos delitos de corrupción que le atribuyen y siguen judicialmente. La única prerrogativa como ex Presidente es una habitación un poco más grande que las celdas comunes. Hasta las visitas están restringidas o prohibidas.
De ahí que Adolfo Pérez Esquivel, su amigo y Premio Nobel de la Paz, no haya podido visitarlo en la cárcel de Curitiba en aquellos días iniciales. Sobre la carta apresurada de escasos dos párrafos, que le envió en sustitución de la visita que la justicia brasileña también prohibía, haremos memoria hoy. El activista social debió dársela en mano a un abogado de Lula que tiene visita autorizada después de improvisar rápidamente su texto, en sustitución del encuentro prohibido:
“Compañero Lula: toda la solidaridad y apoyo a tu lucha por la vida y dignidad del pueblo brasileño encontrando nuevos caminos para superar la pobreza extrema y que los más necesitados encuentren la esperanza.0/04/2018 01:17
“Hoy sufres la prisión injusta, y tu entereza y dignidad son un ejemplo para los pueblos. Te deseo mucha fuerza y esperanza”,
La carta escrita en una hoja simple de cuaderno escolar tenía un complemento significativo: un dibujo en el que Lula, con los brazos hacia arriba, revienta las cadenas que le apresan. Bajo esa especie de mensaje-enseña, en el que el dirigente socialista rompe ataduras, Pérez Esquivel agregó: “Lula libre”. Frase que se ha convertido en el eslogan de los manifestantes que mantienen un campamento a unas cuadras del sitio de detención, para exigir su liberación; que lo saludan todas las mañanas a las 9, y lo despiden a las 19, hasta el día siguiente. En una guardia de un año que estremece la cárcel.
“Queremos a Lula libre para que pueda seguir caminando junto a su pueblo. Esto es fundamental. Es una injusticia lo que está pasando. Lo importante es que el pueblo esté unido para lograr su libertad”, dijo Pérez Esquivel durante el discurso que pronunció en la mañana de este jueves en el campamento, en el que se refirió a “su amigo” como un “preso político”.
El Nobel de Paz de 1980 esperaba que la jueza federal Carolina Moura Lebbos, responsable por la custodia de Lula, revisara la decisión de la víspera en que le impidió la visita que realizaría para analizar las condiciones de la prisión.
En una nueva petición, Pérez Esquivel pidió que le dejaran visitar a Lula quien acumula siete procesos penales en la Justicia, la mayoría por sospechas de corrupción, en su condición de “amigo personal”. Pero tampoco sensibilizó a la jueza cuya decisión “es muy grave porque está privando a Lula del derecho de visita. Y nos preocupa porque Brasil está viviendo un estado de excepción” dice el argentino quien, últimamente, ha promovido la candidatura de Lula al Nobel de Paz por medio de una campaña que ya ha recogido más de 200.000 firmas.
Algún lector que haya prestado atención al sobre- título, dirá: Este mensaje no debió integrar esta sección porque no cumple con lo anunciado ya que la carta de Pérez Esquivel a Lula, llegó. Sí. Es cierto. Pero nos resultó similar a las antiguas cartas que construían un puente para sortear todos los impedimentos físicos interpuestos para la comunicación de dos seres humanos. Sin teléfono, ni celular, sin whatsapp ni otras formas de Internet, llegó de mano en mano, de emisor a destinatario.
Y, aunque iba real y únicamente dirigida a Lula, quizá Pérez Esquivel intentó poner en juego todo su prestigio para llegar a alguien más. A los jueces, a los fiscales, a los poderosos, o los políticos, a los candidatos o ya elegidos, que pudieran detener esta barbaridad.
A este nivel, esta carta, tampoco llegó.