“Somos energía que utiliza la materia para expresarse”

Ruben Rodríguez nació en Ecilda Paullier, tiene 68 años hoy. Es un artista multifacético, creativo, que ha elegido conscientemente vivir “a su manera”.
Más de la mitad de su vida lo ha pasado en la ciudad de San José, pero antes estuvo en Libertad. “Nos vinimos cuando quebró la tablita, mi padre se fundió y quebramos, como tantos comerciantes, junto a todos los productores de Kiyú”.
Entonces ya había nacido su primer hijo, Benjamín. “Yo estaba muy asustado porque no sabía qué hacer, y eso me trajó a San José, con un hermano. Me quedaba una moto y con su venta pagué un año de alquiler. Somos 8 hermanos”. También tiene una hija, María Pía, que canta con él.
Ruben padeció tifoidea y permaneció un mes internado en “el Hospital Viejo”. Fueron tiempos difíciles, dos de los hermanos murieron por entonces. “La vida es un aprendizaje, siempre. A veces se aprende con las cosas más dolorosas…

Entrevista: Mariana Rabinovich. Mayo 2019.

El arte ha sido una constante en tu vida, naciste respirando música.
Sí, artísticamente me gusta dibujar, pintar, hacer música. Hice la Escuela (no el liceo) y me puse a trabajar con mi padre, que era zapatero. Eso fue lo que después me dio vida para volver a vivir. Es un oficio, no me iba a morir de hambre con él. Más de la mitad de la vida he vivido así.
Mi vida siempre fue del arte, porque mis abuelas tuvieron una gran influencia, son primas hermanas dobles. Hijas de dos hermanos con dos hermanas. En mi familia era todo música, a mí me parecía que todo el mundo tenía que cantar y tocar la guitarra. En las fiestas en mi casa, los cumpleaños, la abuela hacía un estrado, ella sola allá en campaña, y vos tenías que hacer lo que quisieras, lo que sabías. Subirte y actuar. Ella te dictaminaba si seguías en la carrera que te gustaba, o no. Ella tocaba la guitarra espectacularmente bien. Yo la rasco nomás. La música me ha dado mucho, muchísimo, me dio conocimientos, es la vida, lógicamente.

¿Cómo te acercaste más profesionalmente al canto y a tocar instrumentos?
Vine a un concurso en Radio 41 y empecé a cantar hasta que llegué a la final y ahí me llaman de una orquesta de Libertad, tenía 17 años. Le pregunté a papá si me dejaba ir y él me dijo que sí, y me reveló que su padre, mi abuelo, vivía allí. La vida quiso que yo fuera a ensayar frente a la casa de mi abuelo. Un día le dije a la señora de la casa donde fui a ensayar. -“Yo tengo a mi abuelo acá, no lo conozco… -Pero el pueblo es chiquito, yo te lo encuentro enseguida, cómo se llama tu abuelo?, me preguntó ella. –Diego Rodríguez, contesté. Allá le decían Don Conde, porque ese era el apellido de sus hijastros. Fueron y le preguntaron -Don Conde, ¿usted conoce a Diego Rodríguez, que lo anda buscando su nieto? Él preguntó: –Y canta? Cuando le dijeron que sí, cruzó enfrente, estábamos ensayando, y me dice: -De quién sos hijo? –De José Luis Rodríguez. -Entonces sos mi nieto -dijo él- Y lloramos y nos abrazamos y así nos reencontramos! Eran iguales físicamente, mi abuelo y mi padre…
Así que encontré a mi abuelo gracias a la música. Quiere decir que no hay casualidades, hay causalidades: causas y efectos. Después mis padres se reconciliaron con el abuelo y para mí fue una satisfacción enorme. Hoy mis padres están vivos, viejitos pero bien, juntos en la casa.

¿Profesores referentes en tu camino?
Cuando vine a San José pude estudiar con Dante Cola. Muy buena persona y muy buen profesor, me quería mucho. A fin de año cuando presentamos los trabajos, yo no quería, porque me parecía que eran ridículos, no entendía que se trataba de presentar los trabajos del año. Pero él me dijo – ́Presentá lo que vos quieras entonces ́. Y yo hice dibujos con lapicera. Igual hizo Pérez Acosta, éramos compañeros.
Otro referente han sido las matemáticas, que siempre me han gustado mucho y de niño andaba bien porque quería ser almacenero! La matemática es importantísima, el arte tiene matemática. Todo lo tiene, me ayudó mucho a entender.

¿Tus pinturas son más “copia-réplicas” que “creativas-inventadas”, o al revés?
Siempre me gustó más crear que copiar. Copié para aprender a pintar, sí. Copié cuadros de Van Gogh porque no tenía quién me enseñara. Me gusta muchísimo, es una expresión libre, creo que empecé al revés. Porque primero aprendés a hacer las cosas al natural y después pasás a hacer lo que hizo Van Gogh o Picasso.

¿Qué significa la creación para vos, si se puede definir con palabras?
El arte de pintar, para mí, que no soy el dueño de la verdad, es ponerte en contacto con vos mismo. Muchas veces yo quiero terminar lo que estoy haciendo, lo quiero terminar para verlo. No soy de trabajos lentos y pensados. Quiero verlo rápido. Me pongo en contacto conmigo mismo, con el ́Yo supremo ́, si se puede así decir. Después me quedo mirando, los veo, los miro, como si lo hubiera hecho otra persona… me encanta mucho verlo…no por mi ego, sino por esa sensación de que parece otra persona el que lo pintó.
Las personas se ponen en contacto con el Yo supremo a veces, a través de la bebida. Yo digo que si querés conocer a una persona y está borracho y no sirve para nada, es porque no sirve para nada en la vida. Ahí está la persona verdadera, no aquel que está pensando cómo te va a plantear, a disfrazar las cosas. Yo estoy diciendo un montón de cosas en esta entrevista porque está saliendo lo que tengo adentro conversando con vos, no estoy pensándolo.

¿Siempre has trabajado de zapatero?
Desde niño. Sí. Nunca quise ser empleado. Nunca me gustó. Es difícil, pero vivo. Fui vendedor ambulante, que eso me dio pautas para relacionarme y tratar a la gente. Arranqué antes de entrar en la orquesta, que arranqué por el 68, muy gurí. He estado en 18 orquestas, contando Carnaval y todo.
Las orquestas y el trabajo de vendedor han sido una manera de conocer el mundo que lógicamente yo no conocía, pude andar por el país, de lugar en lugar. Conocí a Zitarrosa, cené con él.

¿Zitarrosa es un referente musical para vos?
Sí, es uno de mis referentes junto a los Beatles, los Rolling, Viglietti, Siglo, Totem, el Quinto, Rada. Toqué con grandes músicos, como Roberto Andrade. Cuando vine a San José fui a la Joyería San José de `el Negro Lucho ́, de la Banda ́Los 9 Santos ́ y le recordé que cuando yo era chico y papá cantaba en la orquesta, me ponían allí al costado a mirar y yo! “-Claro!, me acuerdo! Yo decía: ese va a ser músico, porque lo ponen ahí y no se va!”. Las vueltas de la vida, terminé tocando con él…

Y en la pintura, ¿tus admirados, tus “Nortes”?
En la pintura Van Gogh, la época negra de Goya, me atrae muchísimo. Toulousse Lautrec, su vida fue espectacular, muy fuerte. Van Gogh es el que más me llega, se nota claramente además que en mis pinturas hay algo de él.

¿Y nunca te planteaste vivir pura y exclusivamente del arte? cosa que en este país casi no es posible en realidad…
Yo nunca me planteé vivir del arte. La pintura nunca la pensé para lucrar ni para vivir de ella. Es un sentimiento. Igual la música. He tratado de que mi vida sea subsistir con el trabajo y dedicarme a lo que me gusta. Yo sabía que no podía subsistir con la música, no era un gran músico ni un gran cantante. Sabía lo que yo era. Hasta dónde daba. Yo tenía que ser autocrítico y saber que con eso no iba a llegar y sostenerme viviendo de eso, así que se trataba sólo de disfrutarlo. Como yo quería ser libre me quedé con ese trabajo, me manejo con libertad, no como otras personas que tienen que cumplir con todo, no te digo esclavos pero… Yo cumplo mi horario pero es mío, trato de irme temprano, trato de vivir de mi manera. Traté de ser libre para poder hacer ciertas cosas que son las que me gustan. Dedicarle tiempo a los chiquilines, no sobreprotegerlos. Mi hija María Pía trabaja en búsqueda e hizo un curso de belleza, pone pestañas, etc. Benjamín sí vive de cantar, canta muy bien y vive a su manera, ahora está en ́Grupo Caracol ́. Los dos viven con la libertad que yo les di. Que fueran libres les inculqué, no los obligué a estudiar, no los encasillé, quizás cometí un error, los dejé medio libres como he sido yo…

Contanos de tu experiencia radial también, en la que llevás años!
Desde hace 8 años hago el programa de Radio “Días Felices” va los sábados por FM Principal, 107.9. Antes fui corresponsal de Omar Gutiérrez en Ecilda, fíjate! Omar un genio, un adelantado, no precisa que yo lo diga. Ya desde aquella época tenía una visión distinta de la radio, tenía corresponsales en todos lados.

Así que has tenido una vida feliz, has dicho lo que has pensado y vivido como has querido…
Sí, sí. Me puedo ir tranquilamente del planeta.

¿Qué te queda pendiente?
No pretendo mucha cosa material, sólo preciso tener salud para vivir todos los días, porque así soy feliz. Cuando pequeño tuve tifoidea, un mes estuve en el hospital viejo internado, momento difícil para mis padres porque ahí perdí un hermano. Después perdí otro, chico. Quedamos vivos tres mujeres y tres varones.
Tengo dos nietos, una nena en España, vive en Aranjuez y se llama Priscilla de 14 años. Y está Zoe de 7, que vive en Maldonado y ya ha actuado con nosotros. Y yo le pagué, porque ella debe entender que el arte se cobra, ella debe valorarlo.
Nosotros no cobramos sólo en los beneficios para los niños con problemas, enfermos. Lo demás hay que cobrarlo.
Como proyecto para adelante, seguir pintando. Y tengo canciones propias, tengo cover, me gustaría grabarlas, lleva tiempo y no me dan. Lleva mucho ensayo lo que hago, canto por pistas y toco la guitarra arriba de las pistas.

¿Arrepentimientos? Qué se puedan decir públicamente… (risas)
Por supuesto también tenés tus demonios dentro, siempre te equivocás, pero es el aprendizaje del planeta… Yo no creo que estemos solos, para mí el Universo es tremendo y hay vida inteligente en todo el Universo… Puede ser que ya somos visitados o que en otra época han habido civilizaciones más avanzadas, mucho más…

Así que pensás, creés ¿en vida más allá de la muerte… más allá de nuestras percepciones?
Creo que hay algo después de la muerte, que somos una energía. No creo en el Dios de barba, así no me lo imagino. Sí creo que somos energía que utiliza la materia para expresarse.

¿Y el alma? ¿Si existe, a dónde va cuando dejamos de respirar?
Ese aprendizaje no lo perdés, pienso. Lo vas a llevar siempre. Este es un envase transitorio y no vas a eludir los caminos que tengas. Creo en el renacimiento.

¿Reencarnación?
Renacimiento. Esa es la palabra, no reencarnación, creo en el renacimiento. Creo que podemos ir avanzando hacia otras dimensiones, no siempre en el planeta. Estamos en una dimensión pero se sabe que hay otras aparte de las 3 que percibimos los humanos.
La sangre es un vehículo, eso es lo que pienso, en la cual se imprimen todas tus acciones y se graban en tus átomos, todos tenemos experiencias. Todos los seres, solamente al respirar, aunque estés tullido en una cama. Existe una memoria genética que la sangre grabó, es un vehículo. Eso es lo que toma el renacimiento, es lo que cuentan aquellos que están a punto de morir y ven todo para atrás…

🙂 C O M P A R T I R • H A C E • B I E N 😉