La selva amazónica es cada vez más pequeña. En 2018 Brasil, hogar de la mayor parte del Amazonas, encabezó la lista del país que más bosques tropicales primarios o nativos perdió.
Agosto – Setiembre 2019.
En concreto en ese año se registró la desaparición de más de 1,3 millones de hectáreas, reveló en abril el informe de Global Forest Watch, del Instituto de Recursos Mundiales. Pero, según un alto funcionario brasileño del sector medioambiental que habló de forma anónima con la BBC, desde que Jair Bolsonaro asumió la presidencia de Brasil hace seis meses, la situación ha empeorado. Es que el funcionario no solo afirmó que el gobierno brasileño favorece el desarrollo sobre la conservación. En sus palabras, hoy la deforestación directamente “se fomenta”.
El impacto es “enorme”, dijo la fuente anónima al periodista de ciencia de la BBC David Shukman, y por eso se arriesgó a dar una entrevista no autorizada para llamar la atención del mundo. “Tuvimos que reunirnos en secreto y disfrazar su rostro y voz porque Bolsonaro prohibió a su personal de medioambiente hablar con los medios de comunicación”, cuenta Shukman.
Cómo cambió la relación de Brasil con el resto de América Latina tras 6 meses de presidencia de Bolsonaro, “en el transcurso de tres horas, salió a la luz cómo un pequeño equipo de expertos gubernamentales con pocos recursos y apasionados por salvar a la selva están gravemente presionados por sus propios jefes políticos”, agregó.
Política de gobierno Bolsonaro
Llegó al poder con una agenda populista respaldada por empresas agrícolas y pequeños agricultores, muchos de los cuales creen que es muy grande el área protegida de la región del Amazonas y que el personal de medioambiente tiene demasiada influencia. El propio presidente dijo que quiere reducir la legislación que salvaguarda la selva y ha atacado a funcionarios cuyo trabajo es proteger los árboles. A principios de este año, Bolsonaro, apodado por algunos como “el Trump del Trópico”, invitó al presidente de Estados Unidos a ser socio en la explotación de los recursos del Amazonas. El mes pasado, en una entrevista con BBC Brasil, el ministro de Medio Ambiente, Ricardo Salles, dijo que los dueños de las tierras deberían ser recompensados por la conservación de la selva y que las naciones desarrolladas deberían pagar la factura. Por su parte, el principal asesor de seguridad del presidente, el general Augusto Heleno Pereira, le dijo a la agencia Bloomberg el mes pasado que era una “tontería” que el Amazonas fuera parte del patrimonio mundial. “La Amazonía es brasileña, la herencia de Brasil y debe ser tratada por Brasil en beneficio de Brasil”, dijo.