Darlo todo sin pedir a cambio

ICE: Historia de una Institución Viva. Con la profesora ADRIANA VIÑA. Junio 2019.

La voz clara, colorida, fuerte de Adriana Viña, se escucha para regalarnos, fascinadora, una historia de Historia.
El marco es particular. Estamos en el Instituto Cultural Español (ICE), sentadas solas, grabadora mediante, apoyadas en una mesa ideal para jugar al truco. Ella preside actualmente la comisión del ICE.
La profesora Adriana Viña siempre ha sido una gran oradora.
De esas que pueden describir algo tan lejano como una guerra en oriente o cercano como el funcionamiento del Parlamento, no sólo sin aburrir, sino consiguiendo que te intereses genuinamente por el asunto. Es una mujer que pasaba a diario ́con medalla, beso y
aplausos`, la prueba de fuego de acercar el conocimiento de la Historia a las dispersas cabezas adolescentes. Algo para resaltar -aunque fuera su trabajo como docente-, porque lamentablemente no todos sus colegas lo logran.
Adriana Viña es una de esas personas Entrañables, con un mundo interior que se sostiene sólo pero también contagia y enriquece a quien quiera abrirle su corazón. Una cabeza abierta. Solidaria. Un humor incisivo. Una maravillosa capacidad de trabajar desinteresada y vocacionalmente.

Hagamos historia del ICE…
“Lo primero que podemos decir del Ice, es sobre sus orígenes. Esta institución fue fundada en 1960. Se origina como una Asociación Española Quinta, de Socorros Mutuos. Es básicamente como todos los inmigrantes fundaban sus asociaciones, apuntaba a cubrir temas de salud, atención médica, medicación, para todos aquellos que siendo recién llegados en este caso de España, se instalaban en estos pagos. Tuvo una importancia muy grande en cuanto a la cantidad de socios, el terreno que tenía por entonces era varias veces más grande que el actual. (El Ice ocupa hoy una gran casona ubicada en calles 25 de Mayo entre Ciganda y Larrañaga. Originalmente, llegaba casi hasta la esquina de Ciganda).

En un principio era una asociación exclusivísima, pero eso ha cambiado notoriamente, hablemos de sus primeros tiempos.
Era una asociación exclusivamente para españoles, sí, de fraternidad, ayuda y colaboración. El año pasado buscando personas provenientes de Islas Canarias en el padrón, encontramos algo bastante curiosa, al doctor Alfonso Espínola, que era de origen canario y formaba parte de esta asociación, cuando obtuvo la ciudadanía uruguaya se le invitó a abandonar la institución. Y lo hizo, él presentó su carta de renuncia, quiere decir que era exclusivo para los españoles.
Antes era muy cerrada la asociación y eran muy solidarios entre ellos. Esto debe haber pasado en otras asociaciones como la Italiana.
Era gente que venía a tratar de mejorar su situación económica y resguardar su familia, sus tradiciones, sus costumbres.
Todo eso estaba muy impregnado de lo que eran estas asociaciones. Incluso nos llama la atención que cuando se fue a construir este edificio, en 1888, en todos los momentos que hubo que tomar decisiones para contratar albañiles, carpinteros, para todo, siempre se hizo hincapié en que fueran españoles. Era muy importante el origen.

La historia inmigrante de estas asociaciones marcó la vida de las ciudades rioplatenses.
Sí. En Montevideo estaba también la Asociación Española. Y en Buenos Aires. Habían dado muy buenos resultados para contener esa masa social. La villa de San José era pequeña, humilde. Había especial cuidado de qué ocurría después de la muerte, con las personas que integraban la Asociación. Compraron un panteón que entrando actualmente a nuestro Cementerio, es el primero a mano izquierda. Estaba el cuidado en esta vida, en la enfermedad y después.
San José era una villa humilde, de unos 3000 habitantes, con calles de tierra. Iniciar algo como este edificio, de importantes dimensiones, con un salón enorme, no era fácil. Tuvieron mucho tiempo una discusión sobre el material y el estilo de las columnas. Las hicieron de mármol finalmente con capitel de hojas de acanto, es decir los órdenes griegos de arquitectura. Demuestra que tenían la idea que todos tenían que ayudar y colaborar para que su asociación fuera muy importante.

¿Con el correr de los años se fue perdiendo masa social y la institución debió reconvertirse?
Gran parte de la masa social, obviamente por razones de la biología, desapareció. Muchos de los descendientes desaparecieron o no quisieron mantener el mismo funcionamiento de la sociedad y todo aquello se perdió. En 1910 se hicieron dos casas para poderlas rentar al lado del Edificio principal, que con el tiempo se vendieron. Algo muy importante es que funcionaba en San José el consulado español, Sánchez Bombín y Cándido Marín fueron hombres que aportaron mucho. Marín hasta donó las hectáreas donde se hizo el campo español, donde se hacían fiestas, romerías. Recorriendo rápidamente la historia, por 1948, funcionó el cine Tabaré. Estuvo vigente hasta 1950 cuando se inauguró el cine Artigas. A partir del 50 la institución decayó, perdió vigencia, importancia.

Y llegó casi a desaparecer… porque cambiaban los tiempos y no se aggiornaba…
Además ya iban quedando pocos españoles `puros ́ como les dicen ellos, nacidos en España. Había que cambiar todo, hasta los estatutos. Eso llevó a que durante una cantidad de años, parte del edificio fuera alquilado para que funcionaran escritorios para poderse mantener y funcionara la Asociación Rural de San José.
En 1980 se reformaron los estatutos y se llamó para poder ampliar el padrón social y se crea lo que es hoy el Instituto Cultural Español, sustituyendo a la Asociación.

Justamente en el presente, la institución es todo lo contrario a exclusiva, es bien inclusiva.
Exacto. De la conversión del nombre, subrayamos el aspecto cultural. Lo de español fue para mantener todo lo que pudiera significar un vínculo, de alguna manera todos somos descendientes. En realidad no tenemos ninguna dependencia institucional, ni directiva, ni nada en relación a España. Existe relativamente de parte de una masa social una simpatía hacia lo español, pero hoy tenemos más de 600 socios. Es imposible pensar que todos ellos y los que se acercan tengan una afinidad especial con lo español, hay de todo.

Un ítem aparte fueron los años en que la Asociación Rural se instaló en el edificio, llegando a parecerse la historia a “La casa tomada”, de Cortázar.
La Asociación Rural estuvo desde 1950, después se firmó un comodato por 20 años con la Asociación Rural que se fue renovando. Data de 2005 el último, en ese momento quedaban 14 socios. La Asociación Rural estaba en calidad de ocupante, se instaló cuando decayó la Asociación Española, porque tenían integrantes en común y eso llevó a que la rural se instalara en el edificio. Amistosamente primero y después se quedaron.
A partir de 2005 el compromiso que tenían era mantenimiento del edificio, después de contramarchas, idas y venidas, llegamos a una solución en la que tuvo mucho que ver la presidencia de Pilar Camy en la Asoc. Rural, porque a partir de 2005 se concedió la posibilidad de que la Española ocupara los dos salones de adelante y para realizar cualquier actividad en el salón principal debía pedir con 48 horas de anticipación la autorización de la Rural, todo se había invertido.
Eso fue así y la idea era que durara 20 años, pero a instancias de los 14 socios que quedaban, que se plantearon recuperar los salones y ocupar las instalaciones, a partir del 2005, se volvió a ir transformando la cosa, a extenderse el padrón, etc. La invitación arrancó por “hacete socio”, con gente como Julio Benedett, Ernesto Bacquer, luego comenzaron a venir los talleres. Cuando nosotras, profesoras de historia, con Eddie Saavedra, Margarita Patrón, nos jubilamos, hicimos un taller de historia, una charla el 1 de junio. Ya teníamos una afinidad antes, y se fue dando sólo. Nosotros no queríamos confrontar, no queríamos pelear con vecinos de toda la vida, sólo ocupar el lugar que entendíamos que nos correspondía. Y de muy buena manera, se dio.

Así que se han dedicado a darle su vida a la institución, de forma absolutamente honoraria…
Tenemos que estar locos para hacer algo así, en definitiva. Todos quienes trabajamos acá es absolutamente de forma honoraria.
Fuimos encarando obras muy importantes, como la restauración del hall de acceso, cambio de techo a los salones, se recuperó cielo raso, luminarias, revoques, columnas, pintura.

¿Ustedes hacen todo el trabajo, desde la gestión a la limpieza? Las hemos visto barriendo después de una fiesta por ejemplo…
Por el momento hacemos prácticamente todo nosotras. Y absolutamente todo el dinero recaudado con los socios y actividades, va dirigido a la Institución. A nosotras nos encantaría tener, si la situación económica lo permitiera, algunas personas para que brindaran determinadas soluciones. Incluso por compromiso de generar un puesto de trabajo, de gestión y demás. Pero para que esto marchara de la forma que está marchando, o nosotros le ponemos todo el alma, o no funciona. Si tuviéramos que pagar por el trabajo de cortar el pasto, limpiar los baños, dar una charla, aprontar el café, costaría mucho dinero.
Somos 5 mujeres en la directiva: Eddie Saavedra, Annabela Alza, Alma Corujo, Cristina Machín y yo. Es el gusto de hacer cosas que uno quiere. Y hay gente que apoya, el año pasado hicimos el ICE Rock y en ese acontecimiento nos apoyaban más personas, como Zulma Marichal que es alma mater acá. Cuando se realiza un campeonato de Rummy por ejemplo, que deja buena recaudación, tenés que estar acá desde las 9y30 de la mañana hasta la 1y30 de la madrugada. Es mucha la preparación que lleva.

¿El trabajo gigantesco y honorario es la clave del éxito de esta institución? ¿Cómo es que en un momento donde otras instituciones padecen severos problemas económicos y estructurales, el Ice sigue aumentando su padrón social?
Lo damos todo sin pedir nada a cambio. Creo que tiene que ver conque todas estuvimos vinculadas a la educación (salvo Alma Corujo, que es odontóloga) y esa es la esencia de lo que fuimos toda la vida. De la misma manera que nosotros trabajamos acá, trabajamos en el liceo. Con las mismas ganas trabajamos acá. La misma forma de vida que uno adquirió. Nos jubilamos bastante locas, pero todavía lúcidas, así que algo teníamos que hacer, no nos íbamos a quedar de brazos cruzados!
Todo el que quiera hacer cosas tiene su espacio acá. Le encontramos la vuelta a que la gente se sienta a gusto. Niños, muchachada. También se generó un espacio donde el adulto mayor se encuentra a gusto, útil, está con otros, viene a jugar. Hoy hay 24 talleres: juegos, rummy, danzas, talleres, neuronas en movimiento, gimnasia, yoga, es tan variado que siempre la gente encuentra un lugarcito donde pasar bien. La institución demostró que hay cosas que se pueden hacer con la voluntad de la gente.

🙂 C O M P A R T I R • H A C E • B I E N 😉