Con Ruth Bentancour, fonoaudióloga.
¿Qué es lo mejor para estimular al niño a que hable tempranamente y en forma correcta?
¿Qué tanto influye la masticación en el habla? Son algunas de las preguntas que responde Bentancour, Vicepresidenta de la Asociación de Fonoaudiología del Uruguay (AdeFU). Integrante del Programa Serenar en ASSE Hospital departamental de Colonia. Integrante de Espacio Integral ‘Mano con Mano’ (Colonia) y en Instituciones asistenciales médicas privadas, Audical Colonia.
¿Cómo logramos que el niño hable lo más temprano posible y claro? ¿Está bien decirle “mmuuuu”, por ejemplo, cuando ven una vaca, o lo correcto es decir “vaca” directamente? ¿Es correcto cambiar la voz simulando la de un pequeño?
El lenguaje se adquiere no sólo por la carga genética, sino también por los estímulos que el niño recibe del entorno familiar primero, del medio ambiente después y de las técnicas aplicadas en su educación en el momento oportuno de su evolución.
Por lo tanto y en forma primordial, el niño deberá ser capaz de captar, de ser receptor de sensaciones, estímulos, emociones. Aquí es necesario destacar la importancia de la audición en el desarrollo del lenguaje. En nuestro país, desde el año 2009 es obligatoria la realización de la pesquisa auditiva en todos los recién nacidos.
Dado que el lenguaje es una forma de comunicación, se relaciona con la afectividad, para que emerja o surja del individuo, deberá existir el deseo, la voluntad de querer comunicarse con el otro.
Pero el lenguaje no emerge sólo como una respuesta a una necesidad que se ha sentido, sino también como resultado de haber descubierto su utilidad práctica: es la herramienta que nos sirve para transmitir nuestras necesidades, emociones, para expresar nuestras ideas, etc.
Para adquirir el lenguaje el niño deberá estar inmerso en un ambiente en el que se hable y adquirirá el lenguaje que oiga hablar. Este aspecto es muy importante. La comunicación es interacción, hacen falta dos para interactuar y comunicarse. Muchas veces se piensa que al estimular con pantallas, videos, ayuda al desarrollo del lenguaje. Al contrario, aquí se pierde lo que es la interacción, se está anulando la comunicación, y también se genera el aprendizaje y uso de palabras que no son comunes en el español rioplatense, como por ejemplo “lodo” “pastel”, autobús” y muchas más. No está aconsejado el uso de pantallas en niños menores de 2 años.
Dentro del lenguaje existen dos polos: comprensivo, receptivo y el expresivo. El comprensivo antecede al expresivo. En el desarrollo normal existe un intervalo bastante largo entre comprender y empezar a hablar. Primero comprenden los rasgos de entonación, duración y otros. Es importante hablarle con dichas variaciones, lo hacemos sin darnos cuenta, pensemos en la entonación que usamos para hablarle a un bebé, cuando lo alimentamos, lo calmamos, cuando se le reprende, esas variaciones ayudan para comprender lo que se está diciendo. Cuando los niños pequeños comienzan a hablar también lo hacen empleando, imitando, esas entonaciones, muchas veces no se entienden las palabras pero sí se reconoce la entonación.
Es muy importante brindarles toda la información correctamente, por ejemplo si él dice “mmuu” refiriéndose a la vaca, nosotros podemos decirle la palabra, acompañada del artículo correspondiente, dentro de una frase, por ejemplo: “Mirá la vaca que hace mmuuu” u otras haciendo alguna descripción, dando información, atribuyendo características, “la vaca está comiendo pasto”, “la vaca es muy grande”. Cuando trabajamos con niños muy pequeños y sus padres, siempre les decimos que es muy importante darles el “modelo” del lenguaje, “bañarlos en palabras”, “relatando” todas las actividades que realizamos con ellos, porque allí estamos dándoles el modelo, toda la información necesaria para un adecuado desarrollo del lenguaje.
Si el niño está en la etapa que señala para pedir lo que desea, por ejemplo, en muchas ocasiones se lo damos sin mediar ningún tipo de palabra por el poco tiempo que tenemos y porque ya sabemos lo que nos pide. Ahí perdemos una oportunidad inmensa de brindarle información, podemos poner en palabras lo que debería decir “¿querés comer galletitas?”, “¿querés galletita o pan?”, “tomá la galletita”. Siempre decimos que debe ser en un entorno natural, lúdico, situaciones cotidianas, no sentarlos a repetir palabras. Eso no estimula el desarrollo del lenguaje, ni la comunicación.
¿Los uruguayos vocalizamos bien, en forma clara? Se suele escuchar la expresión: “hablan para adentro”
Mucho de nuestra forma de expresarnos tiene que ver con nuestra identidad, son características propias de los distintos países. Los jóvenes utilizan menos palabras, unas 300, cuando lo normal serían unas 3000, según la Real Academia Española (RAE)
¿Esa pobreza de vocabulario forma parte de la “pertenencia” entre los jóvenes, y cuando son más grandes lo enriquecen?
Es cierto que los jóvenes emplean menos palabras, conocen menos, lo cual va interfiriendo en su rendimiento académico. Esto puede deberse a que ha disminuido notablemente el hábito de la lectura por placer, hay un aumento del uso de redes sociales con otro tipo de comunicación (emoticones, gifs, etc) y principalmente por la falta de espacios de comunicación verbal, tanto a nivel familiar como entre pares. En cuanto a ciertas terminologías o expresiones que usan, mayor velocidad en el habla, todas esas características son comunes en la adolescencia, son formas de diferenciarse de los adultos, propias de dicha etapa de la vida.
Ha cambiado la masticación (alimentos más procesados, blandos) ¿eso afecta la vocalización al ejercitarse menos los músculos de la boca o de la lengua?
Sí, definitivamente, hemos pasado a alimentos más blandos, más procesados, disminuyendo la masticación y trituración. Está comprobado que cuando nos alimentamos, masticamos, formamos el bolo y deglutimos (tragamos), la lengua y todos los músculos que intervienen en la deglución realizan los mismos movimientos que cuando hablamos, la lengua toca todos los puntos articulatorios de todos los fonemas. Por lo tanto durante la alimentación se están ejercitando, entrenando los movimientos para la producción de los distintos fonemas. Por eso es importante que los niños pequeños incorporen en su alimentación todo tipo de texturas. Aquí tiene mucho que ver la forma en que vivimos, muchas veces recurrimos a lo más rápido y fácil en la alimentación.