Una vez más: ¡Orientales en campaña!

Escribe David Rabinovich. Junio 2019.

Otra vez, más de lo mismo. El prefijo wiki (rápido), se usa para identificar una construcción colectiva, realizada en base a la participación voluntaria y abierta a todos los interesados. Cuando se acercan las elecciones, quienes se dedican a la política afinan los ‘prometrómetros’. Entre las promesas preferidas de campaña están la participación, la transparencia, la eficiencia, la austeridad… Más todo lo necesario para entregar a la población ‘mejor calidad de vida’. Es un reinicio permanente; entre tanto ruido se hace difícil escuchar las distintas melodías. Aparece el malón de quienes participan con algún proyecto personal, lo hacen por conveniencia. Hay otros participantes: los que entran al debate electoral por convicción y asumiendo compromisos. Sin aspiraciones personales pero lejos de la neutralidad. Y por supuesto con wikicolumnas como corresponde. Como en cada período electoral escribir con sensatez se complica, porque la pasión nos envuelve.

El empoderamiento. Ahora todos ofrecen en sus programas hacer ‘wikipresupuestos’. El ejercicio discrecional de la autoridad, aunque haya sido delegada por la ciudadanía en los actos electorales, no tiene buena imagen y nunca fue garantía suficiente de prácticas democráticas. Es demasiado frecuente que las promesas electorales sean mentiras más o menos bien encubiertas o sean sustituidas por todo lo contrario a lo anunciado. La “ética de la responsabilidad”, puede justificarlo todo con el rótulo de ‘imprescindible’ o el argumento de que ‘otra cosa no es posible hacer’.

Según Wikipedia. “El presupuesto participativo es una herramienta de democracia participativa o de la democracia directa que permite a la ciudadanía incidir o tomar decisiones referentes a los presupuestos públicos, generalmente sobre el presupuesto municipal.”

En definitiva, siempre muestra la esencia real de la concepción política que lo inspira. En última instancia en la ejecución del presupuesto quedarán plasmados los intereses que realmente ampara. Son innumerables las veces que en los programas quedan plasmadas aquellas ‘buenas intenciones’…

Vamos camino de… Cualquier diferencia entre la situación actual y el estado que se aspira a alcanzar en el futuro puede ser entendido como una deficiencia, carencia o resultado de algún error. Los propósitos y objetivos enunciados en las campañas dicen cuales son y cómo se piensa subsanar tales “falencias”. Mientras los oficialismos sostienen un relato en el que dicen “vamos en buen camino pero falta”, las oposiciones cuestionan el rumbo, desconocen lo logrado – aun aquello que prometen mantener – y ofrecen soluciones rápidas e infalibles para todo. Wikisoluciones. Veamos otra polémica: Es práctica de buen gobierno usar ‘La Planificación Estratégica’. Se trata de fijar una meta como paso previo para alcanzar el siguiente. Definidas los de corto plazo, se sigue con las de mediano y se determinan las de largo plazo. Pero, claro está, los propósitos de una parte de la sociedad no siempre son compatibles con los de otros sectores de interés. Los individuos tendrán seguramente intereses personales y éstos pueden ser más o menos compatibles con los objetivos más generales de la sociedad. En última instancia, la realidad muestra que la puja de intereses sigue siendo el motor de la historia.

Es necesario identificar los problemas que se enfrentan para cumplir el plan estratégico y distinguir de ellos, los propósitos que alientan dichos planes. Una cosa son problemas; otra, propósitos. Puede ser un propósito resolver un problema, pero otro pudiera ser agravarlo. Si las empresas tienen (o dicen tener) baja ‘rentabilidad’, con el propósito de asegurarla ¿bajamos los sueldos, los impuestos, las tarifas…? Con ello seguro que generamos nuevos problemas para el bienestar de los trabajadores.

Todo depende de los ‘intereses’ de quienes hacen el plan. Entonces ¿la estrategia puede definirse como el conjunto de acciones de un conjunto de actores (el gobierno: nacional o local, gremios o asociaciones patronales, por ejemplo) orientado a resolver un problema determinado? Hay estrategias diferentes porque existen intereses contrapuestos. No es necesario defender la ley del gallinero para subirse al palo más alto. Por eso, es útil distinguir entre propósitos a corto, medio y largo plazo. Los propósitos a corto plazo suelen ser bastante fáciles de obtener; en el otro extremo, los propósitos a largo plazo pueden ser muy difíciles o casi imposibles de alcanzar. Aunque haya problemas que no se solucionan sin alcanzar objetivos remotos. Son los que requieren cambios de fondo.

Pre/supongamos. Volvamos entonces a los “presupuestos participativos”. La forma en que se obtienen recursos (quién paga y cuánto) y la manera en que se aplican esos recursos es la clave para entender realmente cuáles son los reales pre – supuestos. Un proceso realmente participativo debe permitir que los objetivos a lograr y los problemas a resolver, sean realmente definidos de manera democrática y luego de un debate amplio, serio, bien informado. Como consecuencia, quedarán establecidos criterios para definir quiénes aportan qué, cuándo y cuánto.

Otra cosa es un simulacro de democracia o directamente una estafa intelectual. La planificación estratégica, los presupuestos participativos, la rendición de cuentas y la transparencia son aspectos básicos para cualquier proceso de desarrollo regional, nacional o local.
La concentración del poder, el enunciado de objetivos genéricos, definidos por una élite y hasta en forma personal, la falta de rendiciones de cuenta claras (más allá de lo formal) y las dificultades para transparentar la información pública, denotan graves problemas en la democracia. Anuncian además las graves dificultades que hay para instalar verdaderos procesos de desarrollo. Puede haber sí, crecimiento económico. El grupo más vinculado al poder concentrará las decisiones y por lo tanto los mayores beneficios. Los intereses de amplios colectivos, inexorablemente terminarán postergados.

Derecho a la verdad. En resumen la posibilidad de instalar un proceso de desarrollo local, asentado en objetivos y métodos democráticos y por lo tanto necesariamente participativos, requiere tener claro algunos (pre) requisitos políticos. La política determina propósitos y objetivos, identifica los problemas prioritarios, arma la planificación estratégica para solucionar los problemas y alcanzar los objetivos acordados. El control ciudadano, sobre todas y cada una de las etapas de estos procesos, se constituye en un elemento crítico. Para alcanzarlo debe haber un sistema de medios que cumpla con la tarea de dar a la gente buena información. Y periodistas convencidos que aportar al buen debate contextos y análisis es legítimo y útil. Es parte de la democracia.

🙂 C O M P A R T I R • H A C E • B I E N 😉