Estudios demuestran que la gente reacciona a las críticas de manera positiva sólo una de cada trece veces. Por críticas se entiende cierto feedback negativo que recibe alguien luego de algún desempeño o resultado. En el ritmo del mundo en que vivimos, tenemos cada vez más pensamiento que no apoyan nuestro desempeño. Se puede trasladar la misma idea a los comentarios ajenos, sugerencias y el feedback general que recibís de los que te rodean. Estás constantemente preocupándote, imaginando lo peor. Te criticás y te critican. Si lograras callar esa voz interna y concentrarte más en acentuar lo positivo, harías una gran diferencia en tus pensamientos y esto se reflejaría en los resultados.
Escribe: Favio Hernández.
Una prueba de eso es la increíble historia de Cliff Young y aquí se las dejo: Cada año Australia es anfitrión de una carrera de resistencia de 875 Kilómetros. Esta mega carrera, de Sidney a Melbourne, es considerada el ultra maratón más largo y duro del mundo. Es una carrera difícil que toma cinco días completar. Normalmente de ella participan atletas de clase mundial, especialmente entrenados para este evento.
Patrocinados por grandes compañías deportivas como Nike, Reebok, Quiksilver, etc., estos atletas jóvenes vienen equipados con los más costosos accesorios y trajes deportivos. En 1983, éste grupo de corredores recibió una gran sorpresa. El día de la carrera, se presentó un hombre llamado Cliff Young. Al comienzo, a nadie le importó, ya que pensaban que este personaje quijotesco vino a observar el evento. Su aspecto era insólito, sin dientes delanteros, de 61 años de edad, vistiendo el atuendo de un granjero, “overalls” y botas de trabajo. Al acercarse Cliff a recoger su número, era obvio que tenía la intención de correr.
Iba a unirse al grupo de 150 atletas de clase mundial y competir! Lo que no se imaginaban los otros corredores era que su único patrocinante era su madre de 81 años. Todos se sorprendieron al ver a éste hombre de 61 años de edad alinearse con el grupo a la hora de la salida. Los reporteros comenzaron a hacerle preguntas. – “¿Quién es usted y qué hace aquí?.” – “Soy Cliff Young. Tengo un rancho ovejero en las afueras de Melbourne y persigo ovejas.” -“¿Cómo sabe usted que puede soportar ésta carrera?.” – “Claro que puedo. Verán, crecí en una granja donde no podíamos costear caballos ni vehículos rústicos, así que, durante gran parte de mi vida, tuve que arrear las ovejas, teníamos 2000 ovejas en 2000 acres de terreno. A veces tenía que perseguir las ovejas por 2 o 3 días seguidos. Tomaba mucho tiempo, pero al final las alcanzaba. Por eso sé que puedo soportar esta carrera, solo son dos días más. ¿Cinco días? He corrido ovejas por tres.”
Al comenzar el maratón, los profesionales dejaron atrás a Cliff. La multitud reía por la forma peculiar de correr de Cliff. Toda Australia estuvo pendiente de este granjero de 61 años de edad, rezando para que alguien detuviese al viejo loco. Creían que moriría antes de terminar la carrera a Sydney. Todos los competidores sabían que la carrera duraría alrededor de 5 días, y que, para tener posibilidad de ganar, se debería correr 18 horas diarias y dormir 6. Pero el viejo Cliff no sabía esto.
Al segundo día de la carrera, los espectadores quedaron sorprendidos porque Cliff todavía estaba en la carrera, había corrido 24 horas seguidas. Al llegar a la ciudad de Albury le comentó a los periodistas que su táctica era correr seguido durante toda la carrera! Siguió corriendo, acortando la brecha cada noche del grupo líder. Al amanecer del quinto día, Cliff Young era el primer corredor de la carrera.
No sólo completó la carrera de Melbourne a Sydney a los 61 años, sino que rompió el record por 9 horas. Se convirtió en un héroe nacional. Había terminado una carrera de 875 Kilómetros en 5 días, 15 horas. No sabía que debía descansar en la carrera, se imaginaba que corría ovejas en su rancho. Al recibir el premio de 10,000$ dijo que no sabía que había un premio y que él no había competido por dinero. Otorgó 2,000$ a cinco corredores que el consideró que se habían esforzado más que él.
Este acto lo llevó a ser la persona más querida de toda Australia: el humilde granjero que enfrentó una proeza extraordinaria y se volvió una leyenda.